lunes, 20 de julio de 2009

DESASTRES NATURALES


Sismos



Con el nombre general de sismos o seísmos se designa a todos estos movimientos convulsivos de la corteza terrestre, que se clasifican en microsismos, cuando son imperceptibles; macrosismos, cuando son notados por el hombre y causan daños en enseres y casas, y megasismos, cuando son tan violentos que pueden producir la destrucción de edificios, la ruina de ciudades enteras y gran número de víctimas. Los macrosismos y megasismos son los conocidos con el nombre de terremotos o temblores de tierra. El estudio de los fenómenos sísmicos es el objeto de la Sismología.
Tipos de Sismos
Los sismos pueden agruparse, tomando en cuenta su origen, tectónicos, volcánicos y de colapso. Estos últimos son producidos principalmente por el derrumbamiento de techos de cavernas o minas y sólo son percibidos en áreas reducidas.
Los sismos llamados tectónicos son aquellos producidos por rupturas de grandes dimensiones en la zona de contacto entre placas tectónicas (sismos interplaca ) o bien en zonas internas de éstas (sismos intraplaca). Como ejemplo de sismos interplaca pueden citarse los eventos de julio 1957 (Mag 7.7) y el de septiembre de 1985 (Mag 8.1). En México, estos sismos comúnmente tienen sus epicentros en la costa occidental entre Jalisco y Chiapas, con profundidades típicas entre 15 y 20 Km
En menor número con respecto de los anteriores, aunque también alcanzan grandes magnitudes, ocurren sismos intraplaca, como el de enero de 1931 (M8), con epicentro en la región sur del estado de Oaxaca. Las profundidades de estos sismos pueden variar entre unos cuantos kilómetros hasta 70 u 80, en el caso de nuestro país.
Por otra parte, como resultado del movimiento de fluidos y gases así como de la generación de fracturas para permitirlo o bien del colapso de cavidades ocasionadas por salidas de magma, se originan los sismos volcánicos. En las etapas previas a episodios de actividad volcánica mayor, estos eventos se presentan en número reducido (algunos sismos por día o por mes). Sin embargo, poco antes y sobre todo durante una erupción la actividad sísmica aumenta hasta presentar decenas o cientos de sismos en unas horas.
Los sismos volcánicos, según indican las estadísticas mundiales, muy pocas veces han rebasándolos 6 grados en la escala de magnitud. Por tanto, la probabilidad de que un volcán pueda llegar a ocasionar daños por la actividad sísmica asociada a al erupción del Chichón, localizado en el estado de Chiapas, se mantuvo básicamente en el rango de 1.5 a 2.4. Por su parte , la magnitud promedio de sismos en el Popocatépetl se ha mantenido en 2.4 a partir de diciembre de 1994. La magnitud máxima alcanzada hasta ahora es de 3.5.
Réplicas
Las replicas de un sismo, son los sismos que ocurren después con el mismo origen de un sismo perceptible.
Terremotos
Son fuertes movimientos de la corteza terrestre que se originan desde el interior de la tierra y que pueden causar muchos daños.
Maremotos o Tsunami
Un TSUNAMI (del japonés TSU: puerto o bahía, NAMI: ola) es una ola o serie de olas que se producen en una masa de agua al ser empujada violentamente por una fuerza que la desplaza verticalmente. Este término fue adoptado en un congreso de 1963.
Terremotos, volcanes, meteoritos, derrumbes costeros o subterráneos e incluso explosiones de gran magnitud pueden generar un TSUNAMI.
Antiguamente se les llamaba "marejadas", "maremotos" u "ondas sísmicas marinas", pero estos términos han ido quedando obsoletos, ya que no describen adecuadamente el fenómeno. Los dos primeros implican movimientos de marea, que es un fenómeno diferente y que tiene que ver con un desbalance oceánico provocado por la atracción gravitacional ejercida por los planetas, el sol y especialmente la luna. Las ondas sísmicas, por otra parte, implican un terremoto y ya vimos que hay varias otras causas de un TSUNAMI.
Un tsunami generalmente no es sentido por las naves en alta mar (las olas en alta mar son pequeñas) ni puede visualizarse desde la altura de un avión volando sobre el mar. Como puede suponerse, los tsunamis pueden ser ocasionados por terremotos locales o por terremotos ocurridos a distancia. De ambos, los primeros son los que producen daños más devastadores debido a que no se alcanza a contar con tiempo suficiente para evacuar la zona (generalmente se producen entre 10 y 20 minutos después del terremoto) y a que el terremoto por sí mismo genera terror y caos que hacen muy difícil organizar una evacuación ordenada.
Conclusión
El origen del 90 % de los terremotos es tectónico, relacionado con zonas fracturadas o fallas, que dejan sentir sus efectos en zonas extensas. Otro tipo están originados por erupciones volcánicas y existe un tercer grupo de movimientos sísmicos, los llamados locales, que afectan a una región muy pequeña. Éstos se deben a hundimientos de cavernas, cavidades subterráneas o galerías de minas; trastornos causados por disoluciones de estratos de yeso, sal u otras sustancias, o a deslizamientos de terrenos que reposan sobre capas arcillosas.
Las aguas de los mares son agitadas por los movimientos sísmicos cuando éstos se producen en su fondo o en las costas. A veces sólo se percibe una sacudida, que es notada en las embarcaciones; pero con frecuencia se forma por esta causa una ola gigantesca que se propaga por la superficie con la misma velocidad que la onda de la marea y que al estrellarse en las costas pueden ocasionar grandes desastres. Estas grandes olas sísmicas se llaman de translación y también tsunamis, nombre con que se las designa en Japón o maremotos.
Un terremoto se origina debido a la energía liberada por el movimiento rápido de dos bloques de la corteza terrestre, uno con respecto al otro. Este movimiento origina ondas teóricamente esféricas ondas sísmicas, que se propagan en todas las direcciones a partir del punto de máximo movimiento, denominado hipocentro o foco, y del punto de la superficie terrestre situado en la vertical del hipocentro a donde llegan las ondas por primera vez, el epicentro.











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